viernes, 15 de abril de 2011

por tu dia trabajador ¡FELIZ DIA!!!!

El Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo, es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial.
Desde su establecimiento en la mayoría de países (aunque la consideración de día festivo fue en muchos casos tardía) por acuerdo del Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889, es una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago. Estos sindicalistas anarquistas fueron ejecutados en Estados Unidos por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas, que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket. En la actualidad es una fiesta reivindicativa de los derechos de los trabajadores en sentido general, se celebra en muchos de los países.
Llamativamente, en los Estados Unidos no se celebra esta conmemoración. En su lugar se celebra el Labor Day el primer lunes de septiembre desde 1882 en un desfile realizado en Nueva York y organizado por la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo (Knights of Labor, en inglés). El presidente Grover Cleveland, auspició la celebración en septiembre por temor a que la fecha de mayo reforzase el movimiento socialista en los Estados Unidos.


Por eso les deseamos un feliz dia a todos los trabajadores del mundo , Feliz 1 de mayo
Que en este dia los pasen con sus familias , que sea un dia muy especial para todas las persona que llevan el pan de cada dia a sus hogares y que sean el sosten de las familias.  
Y que sea un año de éxitos para todos ustedes.

viernes, 8 de abril de 2011

PPK: Voten por el mejor, no los defraudaré

Kuczynski, quien encabeza la Alianza Para el Gran Cambio (AGP), planea que la inversión privada sea el motor de la economía y busca mantener un crecimiento por encima del siete por ciento anual. PPK dice que su jefe de plan de gobierno “patinó”

viernes, 1 de abril de 2011

leyendas

EL MUQUI.
Cuenta la leyenda que en los socavones de las minas que pertenecían a la compañía Cerro de Pasco Copper Corporation, algunos mineros percibían la presencia de un ser diminuto y gracioso, el cual les jugaba algunas bromas a los que descansaban plácidamente en horas de trabajo, escondiéndoles sus pertenencias, pintándoles la cara con hollín, y haciendo muchas travesuras en aquellas minas.
Pero cierto día un minero anciano, visiblemente desgastado por el trabajo, contó que aquél que lograse atrapar al enano, tendría la posibilidad de pedirle el oro que éste guardaba en su escondrijo: ¡Es el Muqui! -Gritó en forma mística el anciano. ¡Pero cuidado! advirtió de repente; ¡No hay que hacer ningún trato con él! ¡Es muy astuto el bandido! ¡Si que es un bandido! gritaba el viejo minero mientras se alejaba riéndose como un demente.

Pasó mucho tiempo, tal vez semanas, tal vez años, hasta que aquel rumor llegó a los oídos de Octavio, un joven minero, recién casado y que llevaba un mes en la empresa. Octavio, llegaba cada semana a su casa, donde conversaba con su mujer siempre de lo mismo: -¿Sabías que el Muqui tiene bastante oro? ¿Cuántos años tendrá el Muqui? ¿De dónde sacará todo ese oro el condenado enano?. Y así cada semana, el Muqui era el tema de conversación más resaltante. Pero las conversaciones se volvieron ideas y las ideas se volvieron sueños y los sueños se convirtieron en obsesión; hasta que Octavio empezó a urdir un plan para capturar al Muqui y con él a todo su oro.

Ya los mineros congeniaban de manera amistosa (aunque sin verlo) con el Muqui, ellos le dejaban un poco de coca y cigarrillos en algún rincón de la mina a cambio de que éste no los haga víctimas de sus travesuras. El Muqui recoguía los regalos (o mejor dicho el pago respectivo) de manera tan misteriosa que absolutamente nadie sabia como ni cuando se aparecía. Pero para Octavio, en quien el Muqui se había convertido en su obsesión, ese ya era un problema resuelto.
Octavio había decidido atrapar al Muqui aquella noche, para lo cual se fue a hacer guardia junto a los regalos que ese día le dejarían los trabajadores al pequeño ser, en lo más profundo del socavón. Se tapó con una manta negra dejando una pequeña abertura para sus ojos. La zona estaba iluminada por una pequeña antorcha, la cual le daba un aspecto más misterioso aún a aquella situación. Esperó una, dos, cinco horas y nada; pero ya cuando bordeaban las cuatro de la madrugada, Octavio, quién se había echado a dormir, sintió un gran peso sobre su espalda y aún sin moverse abrió totalmente sus ojos y se quedó quieto escuchando. ¡Era el Muqui! ¡Y estaba revisando la bolsa sentado sobre su espalda!¡Este es el momento! -Se dijo Octavio para sí- Entonces se levantó de improviso, trató de atrapar al Muqui con su manta, pero, cayó de bruces sobre el piso, mientras el Muqui se reía como loco, burlándose del pobre Octavio. -¡Anda, ponte de pie! gritó el Muqui. Octavio se levantó y así con la poca luz de la antorcha pudo ver al Muqui. -Tayta Muqui, quiero un poco de oro. -Fue lo primero que imploró Octavio. -¡Pues trabaja! -Respondió irónicamente el enano. -Verdacito , necesito el oro, porque...porque...Ya, porque mi esposa está enferma. -¿¡Y su enfermedad se cura con oro!? -Es que las medicinas están muy caras y en la mina te pagan poco. -¡Pues consigue otro trabajo! seguía burlándose el Muqui. -Por favor señor Muqui dijo Octavio mientras se acercaba lentamente al enanito burlón y de un felino salto, pudo cogerlo de las manos, forcejearon muy poco pero muy duro y por fin, ahí en el suelo envuelto en la manta oscura estaba Octavio, sí el Muqui lo había atrapado a él. -¿¡Así que querías oro, no!? le resondró el Muqui, mirándolo con cierta ironía. Mencionó el Muqui algunas palabras en quechua arcaico y se alejó riendo como siempre, como un loco. Mientras envuelto en la manta oscura, un gran bulto de oro en forma humana, descansaba en el suelo. La esposa de Octavio, cansada de esperar y llorar, se fue a vivir a La Oroya, donde cada noche tenía un sueño muy raro: un extraño resplandor la llamaba a través de un túnel profundo y se despertaba sobresaltada cuando en el mismo sueño escuchaba una risa vesánica, demente ... pero esa, ya es otra historia.


 
LA VIUDA DE CLUB PERUANO
-¡César! ¡César!, se escuchó en la insondable noche oroína, una voz desgarradora, una voz aullante. -¡Es la viuda! -decían algunos entes nocturnos que aún transitaban en la frígida madrugada- y corrían despavoridos hacia sus casas. Se decía que era una mujer, que había venido de lejos y cuyo esposo había fallecido en un accidente de trabajo en la fundición de Centromín, y que cada noche lloraba su desgracia, y se escurría por los campamentos del Club Peruano buscándolo, llamándolo, reviviéndolo en su ya retorcido recuerdo.

La vecina Juana decía haberla visto el Sábado, cuando volvía de un matrimonio: -¡Es alta y flaca! murmuraba la señora, abriendo lo más que podía sus negros ojos andinos. Don Chemo también la vió cuando salía de la Empresa a las doce de la noche: -¡Es bajita, medio gorda! refutaba en el barrio. Y el hijo de la vecina Gloria, el Chino, también la vió, antes de quedarse dormido en el lavadero después de gastarse todo su sobre de pago en una cantina.

Así, por muchos años, la gente del barrio comentaba que en ocasiones esporádicas la vislumbraban: alta, gorda, bajita, bella, vieja, delgada, muy joven, pero siempre vestida de negro. Hasta que hace poco, aquellos campamentos, los del Club Peruano, fueron destruídos. La gente olvidó a aquella señora ... pero ella no se olvidó de su esposo.

Tal vez por eso, en los últimos días, ese rumor, el mismo de antes, a vuelto a correr por La Oroya, ahora en Marcavalle, ahora en Huampaní, ahora en Huaymanta, en Buenos Aires y Curipata, en La Oroya Antigua y Chúlec, en Torres Hidro y Mayupampa, en Túpac Amaru y Sacco, en San Carlos y 9 de Octubre, en la Empresa, por tu barrio ... por tu casa.

Pero qué tendría de malo que una mujer viuda, busque a su esposo, se preguntarán. Y yo les diré que nada, absolutamente nada de malo, a no ser que aquella señora, la viuda vestida de negro, se suicidó el mismo día que se enteró de la muerte de su esposo.